sábado, 5 de mayo de 2012

Dentro de las cosas que no me banco
hay un punto que se puede discutir.
Me quedo callada, dice Elisabet, dice, si, dice.
No quiero ser falsa.
No quiero vivir de la careteada.
Te obliga, Elisabet, te obliga a razonar.
A razonar sobre algo que no razonas habitualmente, algo que pensas que ya tenes definido,se trata de algo parecido a las lineas de las palmas de tus manos, algo que esta ahí, impreso, inmóvil.
Las manos no se comparan.
No somos iguales.
Vos sos yo, yo soy vos, yo soy yo, captás?
Es ese el punto donde confluye el aura de mis deseos con el aura de tus temores, ya sé,  estás insinuando que es poco probable que toquemos ese punto, lo sé. Pero ahora mismo está brillando en la esfera de lo lumínico, de la imagen aceptable, mirame y lo vas a ver.
Y Elisabet sigue su vida. Y yo la mía.

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