viernes, 6 de mayo de 2011

the firstest boy alive

No me animé a hablar en ingles, porque mi pronunciación es muy mala y sabía que él lo notaría.
Cuando de vez en vez me preguntaba sobre títulos o artistas yo hablaba bien bajito para que no escuchara del todo y se lo mostraba en la pantalla para que no quedara duda alguna. Igual me corrigió, hablo por los codos y no preguntó nada sobre mi.
Que el tiempo pasa, sí, que crece el pelo o se acorta.
No me animé a preguntar algo sobre la nueva rutina, si hay una. No me anime a hablar de una nueva vida, muy muy diferente a la que se dejó unos días atrás.
De tanto vagar por países lejanos te volviste cubito de hielo. De tanto matar vacas y jugar con escopetas de primer mundo se te copio la nada en la cara, la mirada alta y los brazos cortos.
Y de tanto ingles mal pronunciado ya crees que entendes todos los idiomas.


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